Las puertas de nuestro centro se abren cada día para dar paso a todas las familias que dejan o recogen a sus pequeños.
Así, uno de los pilares de El Rinconcito de Ana, es permitir la entrada a la otra mitad de nuestra labor (vosotros), a aquellos que nos eligen como responsables de la educación de sus hijos, permitir el saludo, el encuentro, el consuelo, el consejo… tantas cosas que tienen lugar en este momento.
Las familias que ya van al colegio de mayores nos comentan que es una de las cosas que más echan de menos en el día a día de sus hijos.
Las barreras infranqueables que la mayoría de los centros presentan entre entorno escolar y familias pueden resultar a veces muy duras. Los timbres que obligan a la separación inmediata, las filas que se ponen en marcha sin mirar atrás. Esas normas establecidas en los centros educativos hacen que las familias recuerden con nostalgia la transitabilidad y flexibilidad de nuestro centro, respetando ritmos y necesidades de TODOS.
Esto es lo que hace que nuestro centro cobre vida. Saludos y buenos días se cruzan continuamente, las relaciones entre familias y docentes se vuelven más humanas.
Durante toda nuestra jornada el centro se abre, se deja ver y se siente diferente, convirtiendo los lugares de paso en lugares de encuentro, de comunicación y de transparencia. Esos momentos llevan a todas las partes implicadas en esta gran labor a unirse por el bien de aquello que más nos importa a todos, nuestros niños y niñas.
Se trata de saber entender la edad que nos ocupa y sus necesidades, es saber empatizar con las familias que nos escogen, es ponerse en el lugar de los profesionales que tantas horas pasan con ellos.
¡Es ser un equipo! Y vosotros ya formáis parte de él.
Que comience la aventura…
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